Una de las cuestiones más comentadas en el mundo del doblaje tiene que ver con el reparto de voces y la elección que de ellas se hace para trasladar a la lengua de destino a los actores originales. Es sabido que las decisiones que llevan a dicha elección no siempre atienden a la obviedad que supone respetar el timbre de la voz original, y muy a menudo factores como el «tipo» a interpretar o incluso el aspecto y lo que transmite en pantalla el actor en cuestión (desde lo físico) tienen tanto o más peso que su voz a la hora de elegir quién será el encargado de doblarlo. No seamos ingenuos, ni pequemos de puristas: uno no elige la voz que le ha tocado en suerte, y a menudo las voces que este o aquel intérprete tiene en su versión doblada suenan bastante mejor, o le son más apropiadas al personaje al que da vida, que las que la madre naturaleza les adjudicó de modo azaroso. Seguro que se os ocurren un montón de buenos ejemplos con los que ilustrar la cuestión, y muy probablemente con todos ellos se justificaría el hecho, habida cuenta de que el doblaje presta una oportunidad única para acercar lo que se ve y se oye a las expectativas del espectador, partiendo siempre desde la máxima de respetar el pilar fundamental de la obra de referencia: la interpretación. Si eso se cumple, si se pone sobre la mesa (o el atril) un trabajo a la altura de las circunstancias, la distancia que separe las voces que la imagen une en lo tocante a su sonido quedará necesariamente en un segundo plano. Dicho lo cual, centrémonos en el asunto que hoy nos ocupa.
Si tenemos en cuenta lo expuesto, una de las curiosidades con las que todo el que de cuando en cuando preste atención al doblaje seguro se habrá topado, es la de la (no siempre) distinta elección de voces para el tráiler de una película y para la película en sí. Afortunadamente cada vez más se trata de respetar el reparto de voces que tendrá un producto doblado en su versión final, a la hora de elegir qué actores aparecerán en los trailers de promoción, sobre todo cuando los actores en imagen son rostros conocidos con voces asociadas a ellos de largo recorrido. Sin embargo sucede en ocasiones que por cuestiones de calendario, urgencias o simplemente desconocimiento de la profundidad o características de un personaje cuando sólo se cuenta con apenas unos segundos del mismo para doblar, la voces elegidas para trasladarlo a otro idioma no son las que finalmente lo hacen cuando la obra completa está en la mesa del director de doblaje. Parece lógico que así sea, si se acaba considerando que la voz inicialmente elegida no es la más apropiada, por la cuestión que sea, teniendo en cuenta que la honestidad y el respeto para con la obra original deben primar por encima de cuestiones más prosaicas a la hora de hacer un reparto. Son también abundantes los casos que ejemplifican esta cuestión, y más allá del dato curioso, o de gustos personales que nos hacen aplaudir o criticar el cambio cuando éste se da, la cosa no suele ir a mayores.
Sin embargo, el ejemplo que hoy les traigo tiene como protagonista a una película mítica de principio de los 90 que en muchas ocasiones ha servido de icono al que recurrir cuando la cuestión del reparto de voces era el tema de discusión en torno al mundo del doblaje. Hablo de Jurassic Park, o Parque Jurásico, que en 1993 hacía el debut en nuestras pantallas, y ponía la «dinomanía» en auge para toda una generación. La fastuosa película de Steven Spielberg, no obstante, llegó a España en un momento delicado para la profesión: la famosa huelga de 1993. No profundizaré en la historia de aquel importantísimo instante para el sector, pero a los efectos de lo que pretendo exponer, basta saber que la trascendencia de aquella huelga fue tal, que muchos productos de primerísimo nivel se vieron afectados, y su doblaje debió acometerse como buenamente se pudo para que los estrenos (y sus aspectos económicos) no se vieran afectados. En el caso de Jurassic Park, la película (ante la imposibilidad de hacerlo en España con la «normalidad» que semejante obra requería) acabó doblándose en París, con un reparto «curioso» (por ponerle un epíteto bienintencionado) que se comentó y mucho incluso en ámbitos que nada tenían que ver con el doblaje mismo. La dirección corrió a cargo de Claudia Gvirtzman, habitual supervisora del doblaje al español (castellano y neutro) de los filmes del amigo Steven (y otros como George Lucas), y el reparto como saben vino encabezado por el recientemente desaparecido y muy recordado Joaquín Díaz en el papel de John Hammond. El resto de voces cabría que buscarlas en círculos interpretativos fuera de los habituales circuitos de Madrid y Barcelona, y queda para el espectador decidir en qué medida su trabajo estuvo a la altura de las circunstancias, niño incluido. Servidor, conste, disfrutó y mucho en su momento del filme en su versión patria, y más allá de lo apuntado y del interesante caso del chavalín Timmy, la película es lo que es (y ocupa en la memoria ese espacio totémico de nuestra infancia) también en gran medida por el doblaje que acabó teniendo, y cuyas líneas e inflexiones están grabadas a fuego en el recuerdo a base de infinitos visionados.
La curiosidad llega cuando uno es sabedor de lo que Jurassic Park pudo haber sido, y resulta imposible no acabar planteándose cómo habría sonado la película con el reparto «lógico» que su doblaje habría tenido de no ser por las consecuencias de la huelga. Afortunadamente un tráiler doblado antes del estallido de la misma es testigo de lo que se urdía en Universal para con el film, en lo tocante a quiénes habrían sido los encargados de trasladarnos la magia del parque de dinosaurios salido del sueño trasnochado de un millonario maravillado por las posibilidades de la genética. Camilo García habría prestado voz al también recientemente fallecido Richard Attenborough, Pere Molina nos habría explicado la Teoría del Caos metiéndose en la piel de Jeff Goldblum, Manolo García habría manifestado su poco amor hacia los críos en boca de Sam Neill, Miguel Ángel Jenner habría hecho más duro al técnico del parque interpretado por Samuel L. Jackson… y al bueno de Timmy le habrían salido menos «gallos» al alardear de sus conocimientos sobre los dinos lo hubiese hecho quien lo hubiese hecho, eso seguro.
Hoy se sabe que muy probablemente ése habría sido el reparto en base a uno de esos trailers que no acabaron correspondiéndose con la versión final de la película que avanzaban (aunque el motivo como hemos visto nada tenga que ver con las habituales cuestiones que afectan a la elección de las voces) y que internet ha conservado como jugosa curiosidad. Al verlo, tantos años y tantísimos visionados después, resulta imposible no dejar volar la imaginación y recrear un Parque Jurásico que nunca fue… aunque el que acabó siendo resultase en un icono fílmico igualmente grande. ¿O no? Juzguen ustedes mismos.